Phantom Hourglass

Soy fanático incondicional de Zelda desde que llegó a mis manos aquél primer cartucho dorado y lo metí en un nintendo que un buen amigo me prestó por más de 6 meses, pues tuve que descifrar palabra por palabra el juego con un pequeño diccionario larousse (y fue por eso que aprendí inglés), hasta hice mi propio mapa (porque el que me prestaron no traía el reglamentario) uniendo dos hojas de papel y dibujando a mano cada escena. Desde entonces, en donde pude continue jugando, conforme los años pasan e iba aumentando el presupuesto, en la casa de algún amigo, con nintendo prestado, en la computadora usando algún emulador, en la consola recién adquirida (regalada o comprada) específicamente para jugarlo.


Hace unos días me compré The Legend Of Zelda: Phantom Hourglass. Nuevamente Nintendo me sorprende con las mejoras que introduce en cada nueva entrega de esta maravilla y las aventuras de Link, innovando cada vez y exprimiendo al máximo las capacidades de la tecnología en que se presenta. Apenas tengo dos días jugándolo (y por unas cuantas horas no más, el trabajo y las obligaciones no me dejan mucho espacio) y ya estoy encantado con el uso (exclusivo) del lápiz para los controles, o la incorporación del micrófono para ciertos trucos, o incluso hasta el uso del sensor de la tapa del DS para un acertijo.

Hasta que lo termine al menos dos veces, como es costumbre, me voy a buscar alguna guía para encontrar los secretos que se me hayan pasado por alto, y es que en esto soy un poco purista. Cuando viejo (bueno, más viejo) voy a tratar de tener todos los juegos en su presentación de cartucho (nada de emuladores) y la consola específica necesaria para jugarlos (unicamente por eso me compre la wii). Me voy ya a aprovechar el silencio de la noche para envolverme de nuevo en las increíbles andanzas para rescatar a la siempre en peligro princesa Zelda.