Tu amiga, la arrocera

En Nicaragua (como en el resto de centroamérica) comemos arroz frito todo el tiempo, en todas las comidas, como acompañamiento principal a las comidas. Su correcta preparación es un orgullo para cualquier cocinera nica, puesto que requiere un poco de habilidad y práctica lograr que no se queme ni quede pegajoso. Es precisamente por esta razón que casi a nadie le gusta preparado en una arrocera, por lo que me decidi a mostrar mi forma de prepararlo usando un aparato de estos manteniendo ese gusto a arroz frito.



El problema de la arrocera es que la gente usualmente solo pone arroz y agua, y en estos aparatitos se puede hacer incluso otros platos, si agregamos otros ingredientes (cada quien en las cantidades que preiera). En mi caso, cuando hay a la mano me gusta ponerle más color a la cuestión:

- Arroz (por supuesto). Yo lo enjuago primero, pero algunas personas lo prefieren "integral". El enjuage influye mucho en el gusto y textura final.
- Cebolla. Bien picada, le agrega el gustito particular del arroz frito.
- Aceite. Tan sólo un poquito.
- Sal. Al gusto
- Chiltoma y Zanahoria. En pequeñas cantidades, más como elemento de ornato que por el sabor.



Se pone el aceite en el fondo de la arrocera, un poquito nada más, con una tapita basta. Luego, la cebolla y chiltoma bien picadas, es importante que queden en el fondo para que se calienten primero con el aceite y le den sabor a todo el arroz. De todos modos al hervir todo sube.



Luego va el arroz y justo encima podemos agregar la zanahoria picada. Aquí va la sal, al gusto, y luego el agua. Aqui hay un truco, siempre hay que poner la misma cantidad de agua que de arroz, usando la misma medida. Si son dos tazas de arroz, entonces debe haber dos de agua, cuando se pone demasiada el arroz queda muy suave y pegajoso, y si se pone menos nos queda muy duro y hasta se puede quemar. Solo resta bajar la palanquita y esperar.



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