A mí nadie me manda

- Loco, ¿prestame 100 pesos?
- ¿Para qué?
- Ideay, cómo que para qué, vos sólo prestámelos
- A pues no
- ¿Ideay? ¿Y por qué no?
- Pues por que son mis reales, y te los presto solo si me decís para qué los querés
- ¿Y por qué te tengo que decir yo para qué los voy a ocupar?
- Porque no te los voy a prestar si es para algo malo
- Bueno pues. Los necesito para comprar la comida de los chateles. Dale, haceme el volado.
- Ah bueno, dale pues, tomá.

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- Broder, ¿y cómo es eso de que los reales que te dí para la comida de tus hijos los ocupaste para irte a bacanalear?
- ¿Quién te dijo eso?
- Ideay, me contaron que te vieron con una jodida en plena regazón. Y también me dijeron que mandaste a tu mujer al hospital con la cabeza rajada, o sea que además de pegárselas, le pegás.
- Para comenzar, a mí me invitaron a bacanalear, no puse ni un peso de los reales que vos me diste. Y además, ¿a vos qué te importa eso?
- No jodás, ¿acaso no somos bróderes? Me preocupa porque hasta me han estado diciendo que andás metido en malos asuntos, que hasta preso podés ir...
- Ah no, a mi no me tenés que venir a decir nada de mi comportamiento ni a estarme criticando.
- Pero jodido, razoná un poquito, ayer miré a tus chavalos todos flacos vendiendo en el semáforo en vez de estar en el colegio, a mi no me parece correcto que...
- ¡PERATE! Ya te estás metiendo en mis asuntos, no sé quién te creés que me podés venir a decir a mí lo que tengo que hacer. ¡A mí nadie me manda! Y si vas a seguir jodiendo te me vas de mi casa ya, que aquí nadie te llamó

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- Loco, ¿prestame 100 pesos?