Saliendo del super el domingo por la mañana mi esposa descubrió que llevábamos una llanta bastante desinflada. Afortunadamente aun tenia suficiente aire como para llegar a la vulcanizadora más cercana, de camino al mercado.
Por toda managua se ven estos negocios, igualitos todos, con la misma llanta/rótulo afuerita y con una estructura de tablas endeble y sucia. Todos tienen al menos un compresor pequeño para inflar las llantas, con las mangueras laaaaargas tiradas por donde menos estorben y una pila de agua negra y con apariencia de estancada donde sumergen a las ponchadas para descubrir, según el flujo de burbujas, la fuente de las fugas. Luego, si es necesario, separan el neumático del rim y con una plancha aplican un parche de hule y pega en la zona del agujero.
Por suerte mi llanta solo tenia un tornillo por lo que bastaba aplicarle un "taco", esto es, una pequeña tira de hule con pegamento que se introduce a presión por el agujero, sellándolo por la misma fuerza del aire y la pega. Estuvimos ahi unos 15 minutos y pagué 30 córdobas, es decir, un dólar con cincuenta centavos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario